El silencio del ocaso

La noche anterior cenamos merluza con espárragos fritos, también tomamos vino blanco, el vino es nuestra manera de celebrar un día más.

Viendo anocheceres supimos que estábamos hechos el uno para el otro, y en uno de éstos, durante el silencio del ocaso una mirada nos juró compañía eterna. El tiempo se paró aquél día y hasta anoche no había vuelto a arrancar el segundero. Mi vida en un instante, sumergida en conversaciones, discusiones, domingos-por-la-tarde y risas. Risas de burla inocente ante las cosas importantes, lo complicado y lo inexplicable. Continue reading “El silencio del ocaso”

Se fue Mario Benedetti

Hoy se apagó la tenue luz que sostenía con vida a Mario Benedetti. No soy fan de halagos oportunos. Pero en esta noche de domingo es difícil conciliar el sueño sin reconocer en voz alta y con la melancolía de la ausencia, que si algún día fuera capaz de hacer sentir a alguien lo que él me hizo sentir a mi, ese día podría afirmar que no tengo nada que temer a la muerte.

Todavía me recuerdo leyendo “Cumpleaños en Manhattan” por primera vez, fue durante mi estancia en Dublín hace ya más de 4 veranos. Todavía me recuerdo cómo paseaba por O’Conell Street tal y como comentaba él en Manhattan, “todos caminan / yo también camino”, dando modestos pasos melancólicos, estándo lejos, “olvidado y tranquilo / como un cero a la izquierda” entre tanta gente ajena a mi.

Mañana iré al Jardín Botánico y lo haré para ser justo y no estar en deuda conmigo mismo, le debo una visita al Jardín Botánico; allá donde las parejas se sientan, a la izquierda de un roble, a jurarse sus miradas, a enfrentarse las mejillas. Allí donde la ciudad existe tranquilamente lejos, allí estaré yo mañana, fijándome en las luchas de las nubes contra las copas de los árboles y de los nidos contra los pájaros. Esperando encontrarme “uno de esos amores de tántalo y azar / que Dios no admite porque tiene celos” para escuchar sin ayuda de los ecos cómo se dicen o se desdicen.

Hoy no seré yo quien termine este post.

ahora mismo estoy triste

estoy triste y te quiero

ya pasarán las horas

la calle como un río

los árboles que ayudan

el cielo

los amigos

y qué suerte

te quiero